Ir a Casa a Seattle

Candice, Josh, y Alexander en el centro de Seattle.

Cualquier persona que me conoces saben que no soy de Seattle. De veras, he ido solamente a Seattle una vez en mi vida y la primera vez yo estaba allí, me puse perdido. Pero cuando yo visité la cuidad esmeralda en Noviembre, cada día sintió como estar a casa.

Volando del Estilo Internacional
Hoy es Navidad – casi un mes desde cuando tomé mi viaje. Pero como me sento aquí escribiendo mis recuerdos de mi viaje a Seattle en mi casa en San José, no se siente como estar a casa. Por la primera cosa, yendo a casa me causaría abordar un avión – porque mi "casa" es Chicago aunque ahora vivo en California. Normalmente, no me gusta viajar durante semanas de vacaciones. Es muy atestado y tengo que ir a la velocidad de otra gente. Me gusta viajar cuando la multitud de gente es mínimo. Así, salí a Seattle el martes en la noche antes de el día de Acción de Gracias y también saliendo por el terminal internacional a San Francisco con Virgin America – mi primera vez volando con ellos.

Por todos mis viajes este año, he volado una vez con una aerolínea tradicional de los Estados Unidos. La aerolínea fue United Airlines, y odio a decirlo pero ellos son muy tradicional. Recuerdo cuando yo estaba viajando a Washington, DC con ellos y que mal fue su servicio. Ellos les dividen todos como ricos y pobres. Yo pagué como un pobre y así mi servicio era como segunda clase. Pues con Jetblue – quien que volé a Nueva York – y Virgin America, el servicio era como un vuelo internacional. Los mensajes de emergencia eran chistosos, ellos tienen una sistema personal de entretenimiento, se podría ordenar bebidas y comida en su asiento, y ya tienen wifi gratis. Usé el tiempo durante el vuelo corto para mandar textos a mis amigos y disfrutar la habilidad para poder hacerlo.

Perdido en la Nieve
Cuando aterrizamos a Seattle, recordé la segunda cosa que me hace recordar de casa – la nieve. El día antes de que llegué a Seattle, nevó. Fue la mas nieve que ellos tuvieron en años – casi seis o ocho pulgas. Nieve siempre me hace recordar de Chicago y es también la mayoría razón por que salí de allá. Era también interesante por mi porque, la única otra vez que he ido a Seattle fue en el verano de 2005 con mi querida amiga, Christine.

Christine y yo en Seattle en 2005.

Ella y yo fuimos a Seattle para ver un juego de béisbol entre los Calcetines Blancos de Chicago y los Navegantes de Seattle. Ese fin de semana era perfecto. Fue el ultimo fin de semana del Agosto y fue 75 grados sin ningunas nubes en el cielo. Era tan bueno que yo fui por una carrera alrededor de la ciudad – por Lago Unión, el campus de la Universidad de Washington, y el barrio llamado Capitol Hill. Algún lugar alrededor del barrio, me puse perdido y el tiempo de mi carrera se ponía mas largo que le he dicho a Christine antes de que saliera. Este fue también el tiempo antes de celulares. Huelga decir que ella no estaba contenta conmigo cuando regresé el nuestro hotel, casi dos horas mas tarde. Sin embargo pasamos un buen tiempo en Seattle, visitando los sitios y viendo mis Calcetines ganan contra los Navegantes. Hoy, Christine no esta con nosotros pero los recuerdos de ese viaje y todos los viajes que tomamos, me quedan para siempre.

El Comodidad de una Chimenea
La tercera cosa que me hace recordar de casa es una casa cómoda con un chimenea. Cuando yo era joven, me divertía sentarme junto el nuestro chimenea (a mi casa en Chicago) en el invierno. Yo veía juegos de fútbol con mi papa o programas de TV con mi mama, con un fuego encendiendo en nuestro chimenea. Entonces, para poder la habilidad de descansar junto un fuego en un chimenea durante el invierno, me hace sentir muy cómodo.

Dado la nieve, el frío, y el hecho que yo había ido a Seattle antes, cuando visité mis amigos, Candice, Josh, y su niño Alexander, no fuimos afuera mucho. Pasé la mayoría del tiempo en la casa, jugando con Alexander, viendo programas de TV con el, y alcanzando con la vida con Candice y Josh.

Alex estando Alex.

Como dije en mi puesto sobre mi viaje a Chicago en Mayo, me impresioné con la habilidad de Alexander para hablar en español y inglés. El tiene 22 meses y puede entender todo en los dos. Aunque, el siempre ha hablado con su madre en español, el ha empezado a hablar a ella en inglés aunque ella habla con el solamente en español. Puesto que Josh volvió de su entrenamiento ejercito después de muchos meses, Alexander has visto a su madre habla con Josh en Inglés. Y entonces, aunque casi todos habla con Alexander en inglés incluyendo yo, el contesta muchas veces en inglés.

En algunas maneras, el y yo estamos a lo mismo punto pero conmigo es con español y italiano. Por ahora mi español esta bastante bien, aunque tengo que practicar por hablar y escribir para mantenerlo. Durante los últimos pocos meses, he estado estudiando mi italiano mas y mas. Ha siempre sido un sueño de mi para poder hablar en tres idiomas – inglés, español, y italiano. Entonces, pasé mucho tiempo hablando con Alexander en español, Candice y Josh en inglés, y con mi libro y canciones de italiano. Alguna cosa debía haber trabajado porque tuve mi primer sueño en italiano en la noche de Acción de Gracias. Aun no recuerdo mi primer sueño en español, puedo recordar el proceso de mejorar mi español y sueños eran un paso grande.

La Corazón y La Casa
La cuarta y ultima cosa que me hace recordar de casa es mis amigos. Cuando Candice me dijo que ellos iban a moverse a Seattle y que ellos quieran que yo visite a Seattle por el día de Acción de Gracias, le dije "por supuesto!" Pasando tiempo con amigos a su casa por la fiesta, viendo juegos de futbol, escuchando a la música de la fiestas, sacando fotos de ellos en frente de un hombre de nieve que ellos hicieron, y sentando junto al chimenea era una buena manera para pasar el día de fiesta. Ese noche, Candice, Josh, y yo vimos una película llamado "Home for the Holidays" – una película filmado en Chicago durante el tiempo de Navidad. Me hizo sentir como estar a casa.

El hombre de nieve hicieron en la mañana de Accíon de Gracias.

Esos días, no voy a Chicago durante las fiestas de invierno, principalmente porque de la nieve. Pero también es porque las fiestas en Chicago, no siente lo mismo a mi. Este día de Acción de Gracias, siente como estar a casa aunque yo era casi 2000 millas de Chicago. Pero, adivino que no se trata del lugar pero mas bien con quien tu estas y como tu pasas su el tiempo. Casa es verdaderamente donde el corazón esta.

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En Inglés: "Going Home to Seattle"

Anyone who knows me knows that I am not from Seattle. Really, I’ve only been to Seattle once in my life and the first time I was there, I got lost. But when I visited the Emerald City in November, every day felt like being home.

Flying International Style
Today is Christmas – almost a month since I took my trip. But as I sit here writing my memories of my trip to Seattle at my home in San Jose, it doesn’t feel like being home. For the first thing, going home would cause me to board a plane – because my "home " is Chicago even though now I live in California. Normally, I don’t like to travel during holiday weeks. It is very crowded and I have to go at the speed of other people. I like to travel when the crowd is minimal. So, I went to Seattle on the Tuesday night the day before Thanksgiving and leaving from the international terminal at San Francisco with Virgin America – my first time flying with them.

For all my travels this year, I flew once with a traditional US airline. The airline was United Airlines, and I hate to say it but they are very traditional. I remember when I was traveling to Washington, DC with them and how bad their service was. They divided everyone like rich folks and poor folks. I paid like a pauper and so my service was like second-class. Well with JetBlue – who I flew to New York – and Virgin America, the service was like an international flight. Their emergency messages were funny, they have a personal entertainment system, you could order drinks and food in your seat, and they even have free wifi. I used the time during the short flight to send texts to my friends and enjoy the ability to do so.

Lost in the Snow
When we landed in Seattle, I remembered the second thing that reminds me of home – the snow. The day before I came to Seattle, it snowed. It was the most snow they had in years – about six or eight inches. Snow always reminds me of Chicago and is also the main reason why I left there. It was also interesting for me because the only other time I went to Seattle was in the summer of 2005 with my dear friend, Christine.

She and I went to Seattle to watch a baseball game between the Chicago White Sox and the Seattle Mariners. That weekend was perfect. It was the last weekend of August and was 75 degrees with no clouds in the sky. It was so good that I went for a run around the city – by Lake Union, the University of Washington campus, and the neighborhood called Capitol Hill. Somewhere around the neighborhood, I got lost and the time of my run became much longer than I told Christine before I left. This was also the time before cell phones. Needless to say she was not happy with me when I got back on our hotel, about two hours later. We had a great time in Seattle though visiting sites and seeing my Sox win against the Mariners. Today, Christine is not with us but memories of that trip and all trips we took remain with me forever.

The Comfort of a Fireplace
The third thing that reminds me of home is a comfortable home. When I was young, I had fun sitting next to our fireplace (at my home in Chicago) in the winter. I watched football games with my dad or TV shows with my mom, with a fire burning in our fireplace. So the ability to relax by a fire in a home during the winter makes me feel very comfortable.

Given the snow, the cold, and the fact that I’d been to Seattle before, when I visited my friends Candice, Josh, and their son, Alexander, we didn’t go out much. I spent most of the time at home, playing with Alexander, watching TV with him, and catching up on life with Candice and Josh.

As I said in my post about my trip to Chicago in May, I was impressed with Alexander’s ability to speak Spanish and English. He’s 22 months old and can understand everything in both languages. Although he always spoke with his mother in Spanish, he has started talking to her in English even though she only speaks with him in Spanish. Since Josh returned from his military training after many months, Alexander has seen his mother speak with Josh in English. And so, even though almost everyone speaks with Alex in English, including me, he answers many times in English.

In some ways, Alex and I are at the same point but with me it is with Spanish and Italian. By now, my Spanish is pretty good, but I have to practice by speaking and writing to maintain it. Over the past few months, I’ve been studying my Italian more and more. It has always been a dream for me to be able to speak three languages – English, Spanish, and Italian. So, I spent alot of time talking with Alexander in Spanish, Candice and Josh in English, and with my Italian book and Italian songs. Something must have worked because I had my first dream in Italian Thanksgiving night. Though I can’t remember my first dream in Spanish, I can remember the process of improving my Spanish and dreams were a big step.

The Heart and the Home
The fourth and last thing that reminds me of home are my friends. When Candice told me they were going to move to Seattle and they want me to go to Seattle for Thanksgiving day, I said "of course!" Spending time with friends at their house for the holiday, watching football games, listening to holiday music, taking photos of them in front of a snowman they made, and sitting by the fireplace was a good way to go the holiday. That night, Candice, Josh, and I watched a movie called "Home for the Holidays" – a movie filmed in Chicago during Christmas time. It made me feel like being home.

These days, I don’t go to Chicago during the winter holidays, largely because of the snow. But it is also because the holidays in Chicago don’t feel the same to me. This Thanksgiving Day felt like home even though I was almost 2000 miles from Chicago. But, I guess it’s not about the place but rather who you are with and how you spend your time. Home is truly where the heart is.